Escritura creativa 6. Cuando la realidad supera a la ficción

Actualmente se extienden los bulos y la información falsa con facilidad, y el futuro no tiene mejor pinta. Las herramientas para crear contenidos falsos con un grado de verosimilitud difícil de distinguir de la realidad no auguran que este problema se solucione en los próximos años.

Imagen generada con el modelo de difusión JaxClip representando los colores de los sesgos cognitivo. Trata de dibujar la nariz y una boca, en la parte superior mezcla los colores.
Cuando una IA supera a la ficción. ¿Qué ves? ¿Te atreves a aplicar el sesgo de tendencias en este caso? [Imagen generada con el modelo de difusión JaxClip representando los colores de los sesgos cognitivos].
Si te gusta escribir, te etiquetes como escritor o no, debes tener en cuenta que, sobre todo, la ficción tiene limitaciones impuestas para que, aunque el lector suspenda su sentido de la credibilidad, la trama y los sucesos ficticios mantengan la coherencia y continuidad. La ficción debe presentarse congruente, plausible.

En este sentido, las capacidades de algunos seres humanos de actuar en el mundo real, de aplicar incongruencias, soluciones creativas o en las que decidan tomar la peor decisión —esa con la que, de elegirla el personaje, el lector sentirá que le has tomado el pelo—, en definitiva, la vida real le lleva ventaja a la ficción. Porque lo que ocurre en el mundo real simplemente ocurre, da igual el nivel de disonancia y absurdo que genere.

¿Cómo podríamos aprovecharnos de esa libertad creativa que tiene la realidad para superar a la ficción? Usando los mismos métodos que se utilizan para crear las noticias falsas, por supuesto.

Lo primero que hay que entender es a lo que apelan las noticias falsas para que nos fijemos en ellas, para que suspendamos el sentido crítico y las demos por válidas sin confirmar lo que nos están colando, las emociones.

Suelen ser noticias donde abundan frases que nos acongojan, que nos tocan la fibra sensible y nos hacen empatizar con el personaje que nos presentan, o que nos enfadan porque nos cuentan cómo una injusticia ha quedado impune. Otra emoción que suelen reforzar es el miedo, presentando como enemigo al cambio —exagerando sus consecuencias—, seleccionando cuidadosamente la información mostrada y manipulándola para generar un pensamiento determinado.

Para conseguir este efecto, las noticias falsas refuerzan la trama presentándola dentro de un contexto o entorno muy coherente . Eligen la información que contienen y buscan fuentes secundarias de las que extraen datos —habitualmente sesgados— para confirmar la visión que presentan. De ofrecer la información completa o tratar de ser lo más imparcial y objetivo posible, la historia habitualmente estaría matizada, el lobo no parecería tan malo y sería identificada como mentira; además, en los casos más extremos, sería inverosímil.

Las noticias falsas se nutren de la desinformación (y el ruido —exceso de información—), lo que nos hace imposible revisar cada uno de los datos que nos llegan y, por lo tanto, a base de agotamiento y falta de tiempo, tendemos a asimilarnos a aquella que nos parece más real y solo aplicamos la crítica a los casos donde la realidad presentada no se ajuste con lo que nosotros mismos pensamos. Además, generan dudas razonables sobre el conocimiento existente, que refuerzan justificando todo el conjunto como si hubiesen intereses ocultos y egoístas: el villano te quiere dócil. Argumento muy habitual en los ambientes más conspiranoicos.

Los mejores amigos de las noticias falsas son los sesgos cognitivos

Si conocemos los sesgos cognitivos que nos hacen caer en las noticias falsas, podemos utilizarlos para presentar situaciones poco plausibles en las historias de ficción y que, aún así, no atenten contra la lógica o lo que espera el lector, con lo que quizá podamos conseguir sorprenderlo con un giro en la trama.

A continuación, tenéis una lista de sesgos cognitivos comunes para aplicarlos sobre los personajes o sobre la información que le das al lector durante la narración; existen muchos más que te invito a investigar.

  1. Sesgo de anclaje. El ser humano tiende a centrarse en las primeras observaciones para emitir un juicio y le será muy difícil cambiar de opinión después, debe ser muy evidente el cambio. Por eso decimos que «la primera impresión es importante».
  2. Sesgo de atribución de defectos. Juzgar las conductas ajenas desde una perspectiva personal es mucho más sencillo que hacerlo con las conductas propias. Este sesgo funciona porque detectamos con mayor facilidad los defectos en los demás, lo que contribuye a crear la idea de que el resto es más influenciable que nosotros.
  3. Sesgo de confirmación. Interpretación y evaluación de la veracidad de la información que nos llega conforme a nuestras creencias preexistentes y no de forma objetiva. No importa que haya nueve evidencias en contra, basta una para reforzar mi posición.
  4. Sesgo de control ilusorio. La tendencia a creer que podemos controlar o influir en acontecimientos cuando en realidad no es así, llevando al individuo a generar unas conductas y pautas de comportamiento enfocadas a un fin. Este sesgo también es bastante funcional cuando tratamos con las supersticiones.
  5. Sesgo de correlación ficticia. La superstición bebe mucho de este sesgo, tendemos a relacionar y creer que existe causalidad de un evento a otro aunque, en realidad, no tengamos ninguna prueba de ello.
  6. Sesgo de disponibilidad. Sobreestimamos la importancia de la información que tenemos accesible. Un hecho es más frecuente y probable si tenemos su información disponible. Lo desconocido no existe.
  7. Sesgo de error de atribución. Da explicaciones externas a nuestros errores e internas a nuestros éxitos, o dar explicaciones internas a los errores de los demás y externas a sus éxitos.
  8. Sesgo de familiaridad. Se asocian de forma no consciente conceptos e ideas que están más relacionadas con nuestras emociones. ¿Acabas de dejar a tu pareja? Ves a infinidad de enamorados por la calle. ¿Se ha detectado un tóxico en un alimento? ¡Ese alimento está en todas las mesas!, etc.
  9. Sesgo de generalización. Muchas veces se descartan datos que no se ajustan a nuestra percepción para pasar a justificar un hecho según generalizaciones.
  10. Sesgo de proyección. Actúa de manera diferente según el contexto; la proyección puede hacernos creer saber lo que otros piensan, ya que nuestro conocimiento del otro se basa, fundamentalmente, en nuestro propio conocimiento y percepción del mundo, nuestras experiencias pasadas y en lo que creemos de esa persona. Por otro lado, también funciona proyectando nuestra mentalidad actual hacia el pasado o el futuro para evaluar nuestras acciones y elecciones.
  11. Sesgo de punto ciego. Creemos que tenemos menos prejuicios de los que realmente tenemos ya que pensamos que lo que creemos es cierto y es más difícil que identifiquemos nuestros prejuicios.
  12. Sesgo de retrospección. Se ha visto con el coronavirus mucho: «¿ves?, sabía que esto iba a ocurrir, debería haberse actuado antes». Se evalúan hechos anteriores como si se hubiese tenido toda la información desde el principio.
  13. Sesgo de suposición. Sería inabarcable tener un espíritu crítico y aplicarlo a todo lo que requiere de una evaluación cognitiva, esto se resuelve rellenando parte de la información faltante con las mejores suposiciones que puedan justificarse con estereotipos, generalidades o experiencias pasadas.
  14. Sesgo de tendencias. Encontramos patrones en datos dispersos, lo que nos ayuda a evitar la sensación de desconocimiento y afianza ideas que podrían ser erróneas —o estar basadas en una relación errónea de la información que adquirimos—. Esta tendencia se ve, de manera genuina e inofensiva, cuando encontramos conejos dibujados en las nubes.
  15. Sesgo del coste hundido. Se da por la aversión natural a la pérdida. Este sesgo hace que tomemos decisiones según lo que invertimos (una relación, un producto, un servicio…), independientemente de su rentabilidad; nos empuja a seguir invirtiendo aunque sepamos que la inversión nos perjudica más que abandonarla y nos haga seguir perdiendo.
Taller: Sesgando ficciones

Al entender cómo funcionan los sesgos, podemos comprender cómo manipular la información para generar una historia basada en las emociones que permita que el lector se la crea sin evaluar realmente la información que está recibiendo. Las noticias falsas funcionan porque se estructuran y trabajan para tener coherencia, presentar la historia de forma emocional y llevar al lector hacia la reafirmación de lo que ya pensaba.

El exceso de noticias falsas puede ocasionar creencias que lleven a las personas a la incoherencia —socialmente hablando— y expresar ideas exóticas, es cuando conseguimos un estado inesperado en el que la realidad supera a la ficción.

¿Cómo conseguimos trasladar esto a los relatos sin que resulte extraño o inverosímil?

¿Por qué creemos las personas que eso no es posible? Porque no se ajusta a lo que podría pasar dentro de las posibilidades más razonables (el sesgo de suposición). Debemos trabajar el contexto y la forma de pensar del personaje que realizará esa acción inverosímil, habrá que dotar al personaje de la suficiente incoherencia para que pueda actuar de forma coherente en el relato y que este refuerce la coherencia dentro de la acción ilógica del personaje.

Ejemplo para el ejercicio 2:

Nota 2022. No recuerdo el origen de este ejemplo, no lo he encontrado en los archivos antiguos, pero creo recordar que era una imagen que acabó en el grupo de amigos.

Contenido originalmente creado en 2020 para el taller Escríbeme, Cerveza. Publicado en Medium el 30 de junio de 2022 (https://medium.com/@erebyel/taller-de-escritura-creativa-06-cuando-la-realidad-supera-a-la-ficci%C3%B3n-83186cd20352)